En el mundo se llevan a cabo anualmente millones de procedimientos quirúrgicos con diferentes niveles de riesgo. Un 10% tienen un riesgo alto de complicaciones y muchos de los pacientes que sobreviven al alta hospitalaria, tras sufrir eventos adversos, presentan secuelas funcionales y una menor supervivencia a largo plazo1.
En los pacientes adultos sometidos a cirugía no cardíaca, el 44% de los fallecimientos se producen por 3 tipos de complicaciones: hemorrágicas, daño miocárdico perioperatorio y sepsis, produciéndose el fallecimiento en un tiempo medio de 11 días tras la intervención2.
La calidad de la atención perioperatoria, contemplada como proceso, incluye la evaluación preoperatoria, optimizar la enfermedad médica coexistente, las vías de práctica clínica del procedimiento quirúrgico, las listas de verificación quirúrgica, la monitorización hemodinámica avanzada durante la cirugía, el manejo del dolor agudo, el ingreso precoz en unidades de cuidados intensivos (UCI) en los casos de riesgo elevado, la monitorización de signos vitales efectiva tras el alta a hospitalización convencional, los equipos de respuesta rápida ante situaciones de deterioro clínico, la rehabilitación adecuada y la planificación del alta hospitalaria junto con atención primaria. El registro de datos y la auditoría de los resultados constituye un punto clave en la mejora de la calidad3.
Si queremos asegurar unos mejores resultados en los pacientes quirúrgicos, los Servicios de Medicina Intensiva deben ofrecer una atención durante todo el proceso. La creación de equipos de respuesta rápida y los modelos de UCI sin paredes (trabajo en equipo de diferentes profesionales y detección automática de la gravedad integrando variables clínicas y de laboratorio) mejoran los resultados y evitan ingresos innecesarios en pacientes en los que se ha establecido limitación del tratamiento4,5. La innovación en la gestión y el trabajo coordinado y multidisciplinar permite mejorar la asistencia del paciente grave, mejorando los resultados, la eficiencia, la seguridad del paciente y la satisfacción de los profesionales6. Estas experiencias han demostrado reducir la demora de alta de UCI a hospitalización, lo que puede reducir el número de ingresos programados quirúrgicos cancelados por falta de camas de UCI y las altas no previstas con mayor riesgo para el paciente. Finalmente, los Servicios de Medicina Intensiva pueden aportar valor al proceso quirúrgico en pacientes críticos crónicos con el seguimiento en consultas al alta7 y también en poblaciones especiales como son los pacientes oncohematológicos, tanto en su tratamiento médico como quirúrgico8.
Este fue el motivo de iniciar la serie de Medicina Intensiva Perioperatoria que se ha publicado en los últimos números de la revista9 en el que hemos tratado la Medicina Intensiva Perioperatoria como un proceso asistencial integrado con el objetivo de mejorar la calidad asistencial (mediante un enfoque multidisciplinar) y aportar realmente valor al paciente buscando los resultados finales de la intervención y relevantes para el paciente.
En los diferentes temas10–14 se han tratado tanto los criterios de ingreso en UCI en base al riesgo perioperatorio, los criterios de alta precoz y protocolos de atención al paciente durante su estancia en UCI haciendo hincapié en la recuperación precoz, control de complicaciones y control de la infección asociada a los procedimientos y el seguimiento de los pacientes tras el alta de UCI con programas de seguimiento automático y de detección, prevención y tratamiento del síndrome post-UCI.
La SEMICYUC en su Plan Estratégico 2018-202215 apuesta por la calidad del proceso quirúrgico estableciendo acciones específicas dirigidas a ofrecer los mejores cuidados al paciente quirúrgico y sus familias, a trabajar de forma colaborativa con otras especialidades y disciplinas para asegurar un proceso efectivo, seguro, accesible, eficiente y respetuoso con los valores del paciente.
Es necesario apoyar la formación y la investigación en esta área emergente, que en los últimos años se ha visto implicada en avances fisiopatológicos y tecnológicos muy importantes, modificando el concepto de paciente quirúrgico clásico16.
Como final de la serie pensamos que es necesario evaluar con rigor estos modelos de atención integrada a través de registros específicos que serían de gran interés social. Sin duda en el futuro próximo los sistemas de Big Data nos van a ayudar en este proceso de medición del valor real de las intervenciones realizadas17.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.