La fisioterapia en la unidad de cuidados intensivos (UCI) ha sido un componente habitual en el abordaje multidisciplinar de los pacientes críticos desde principios de los años ochenta. Sin embargo, en las últimas décadas, y particularmente desde la pandemia de COVID-19, que sirvió como catalizador para visibilizar la importancia de la fisioterapia en estos entornos, ha experimentado una creciente demanda de sus servicios. La presencia de fisioterapeutas en la UCI ha evolucionado significativamente con el respaldo de la evidencia científica y la práctica clínica, pero, a pesar de considerarse como un pilar esencial para la recuperación funcional y respiratoria de los pacientes en estado crítico, lo ha hecho de manera heterogénea entre países, hospitales y unidades. En España, por ejemplo, si bien la presencia de fisioterapeutas en la UCI ha aumentado notablemente desde la pandemia de COVID-19, raramente se cumplen las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos, donde se describe la necesidad de fisioterapeutas con dedicación completa en la UCI todos los días de la semana y, en función del nivel de complejidad de la unidad, a razón de un profesional cada 5-12 camas1,2.
En sus inicios, el rol de la fisioterapia en la UCI se centraba en prevenir o tratar complicaciones pulmonares mediante técnicas de fisioterapia respiratoria, como el clapping o el drenaje postural, que, con el paso de los años y la falta de soporte científico, han quedado obsoletas. Hoy en día las compresiones manuales del tórax3, la hiperinsuflación pulmonar o, más recientemente, la in-exsuflación mecánica4 son las técnicas más utilizadas en estos pacientes, basando su efecto en la modulación de los flujos aéreos5 y concretamente en el concepto, científicamente demostrado, del mecanismo de dos fases gas-líquido. Estas técnicas, además, se aplican no solo con el objetivo de prevenir o tratar complicaciones pulmonares a lo largo del ingreso, sino también, por ejemplo, antes y después de la extubación para reducir el riesgo de reintubación.
A partir de los años 2000, el enfoque de la fisioterapia en la UCI se desplazó hacia la movilización precoz, la cual ha demostrado con abundante evidencia científica sus efectos positivos en la mejora física y funcional de los pacientes críticos o, incluso, en función de la población estudiada, la disminución de uso de ventilación mecánica o de la estancia en la UCI6-8. Los y las fisioterapeutas contribuyen al desarrollo de los protocolos de movilización precoz dentro del equipo transversal y multidisciplinar, pero, en los últimos años su rol se está centrando en planificar y aplicar ejercicio físico terapéutico precoz. La mejora de los conocimientos y la individualización de los cuidados ha llevado a plantear un cambio de paradigma en el seno de la fisioterapia, alejándonos de una movilización precoz como técnica global y principal en el apartado de recuperación motora en la UCI y acercándonos a la necesidad de aplicar los principios del ejercicio físico terapéutico precoz individualizado para los pacientes críticos9. En este sentido, no es descabellado decir que el futuro de la fisioterapia en la UCI también se centrará en la optimización e implementación de terapias precoces basadas en la evaluación de los niveles de activación muscular, movimiento funcional y de actividad física, que se deberán implementar mediante intervenciones terapéuticas que ajusten y adapten los tiempos de exposición al ejercicio físico en términos de carga, especificidad, progresión y periodización acordes a las características individuales y el contexto clínico del paciente. Estos aspectos serán clave para progresar en los grados y tipos de movilización, garantizando un abordaje seguro y eficiente que permita alcanzar los objetivos terapéuticos no solo durante la estancia en la UCI, sino también en el periodo de ingreso en planta hospitalaria y tras el alta10.
No podemos olvidar el avance tecnológico observado en las UCI y, por tanto, la importancia del aprendizaje y de la integración de los profesionales a esta nueva situación. Los y las fisioterapeutas, dado su carácter transversal, se encuentran en continua formación en dispositivos como la bioimpedancia pulmonar, la monitorización de la sedación y la ecografía. Estos son elementos de ayuda para el rol actual del fisioterapeuta en la UCI, siendo un profesional que no solo se encarga del manejo de secreciones de manera aislada, sino que analiza al paciente desde su ingreso, siendo de ayuda en procesos como la sincronización de la ventilación mecánica, el weaning tanto de la intubación orotraqueal como de la traqueostomía, y la mejora muscular física y respiratoria. En este sentido, la tecnología actual permite, como es el caso de la realidad virtual, aplicar intervenciones terapéuticas basadas en actividad física y ejercicio que facilitan, de forma segura, el tratamiento, la prevención y la reducción de la inmovilización en la UCI y sus secuelas.
Por último, la autocrítica es fundamental, y no basta con reivindicar la presencia de fisioterapeutas en la UCI, como recomiendan guías nacionales y europeas; es necesario dar un paso más y concienciar sobre la importancia de su especialización en el ámbito de los cuidados críticos. La formación específica sobre fisioterapia en la UCI es clave para el desarrollo de su trabajo de manera óptima y asentar su presencia en igualdad de condiciones dentro del equipo multidisciplinar que proporciona cuidados a pacientes críticos.
FinanciaciónSin financiación.
Declaración sobre el uso de inteligencia artificialEste manuscrito se revisó con inteligencia artificial (IA) para la corrección lingüística y la mejora de la claridad del texto. No se utilizó IA para la generación de contenido científico ni para la interpretación de resultados.
Contribución de los autoresAmbos autores participamos en la atención al paciente. Todos participamos en la redacción y la revisión del manuscrito.
Disponibilidad de los datos y del materialEl conjunto de datos utilizados y/o analizados durante el presente estudio están disponibles bajo petición razonable al autor para correspondencia.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses.
A la Dra. Ane Arbillaga-Etxarri por su papel en la revisión y el análisis del documento publicado.