La Dra. María Ángeles León Regidor (Ángeles), médico intensivista, ha fallecido hace unos días. Ángeles había nacido en Barcelona, y estudió Medicina en la Universidad Autónoma de dicha ciudad, entre 1973 y 1978. Mientras completaba su formación pregrado, además, convalidó el título de Enfermería, lo que le permitió trabajar como enfermera en los 2 últimos años de su carrera. En 1979 obtuvo plaza como médico residente (MIR) de Medicina Familiar y Comunitaria, abandonando esta especialidad para pasar a MIR de Medicina Intensiva en la Ciudad Sanitaria y Universitaria del Valle de Hebrón de Barcelona entre 1980 y 1984, obteniendo el título de especialista en 1985. Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1993 una vez presentado su estudio sobre «Valor pronóstico del estado nutricional en pacientes del servicio de medicina intensiva. Interés de los parámetros nutricionales como índice pronóstico». Diplomada en Gestión Hospitalaria por ESADE, diplomada en Metodología de Evaluación y Mejora de la Calidad Asistencial por la UAB-FAD, y European Transplant Coordinator.
Finalizada la formación en Medicina Intensiva, se incorpora al staff médico de la UCI del Hospital General del Valle Hebrón de Barcelona. En 1986, es contratada por el Hospital General de Catalunya para ayudar a la puesta en marcha del Servicio de Urgencias de dicho centro. A los pocos meses pasa a formar parte del staff fundador de la UCI. En el Servicio de Medicina Intensiva del Hospital General de Catalunya desarrolla toda su actividad asistencial y científica, pasando de médico adjunto (1986) a Jefe Clínico (1992), para acabar su carrera profesional como Jefe del Servicio (2005).
En el Hospital General de Catalunya, con el que tenía una fuerte implicación y se sentía muy identificada, desarrolla, además, cargos de responsabilidad y gestión fuera del Servicio de Medicina Intensiva ligados con la calidad. Su nivel de formación contribuyó de forma relevante para impulsar en el Hospital políticas de gestión de la calidad y seguridad del paciente. La Dra. María Ángeles León fue un valor muy importante en el proceso de acreditación por la Joint Commission del Hospital General de Catalunya, primer centro sanitario fuera de Estados Unidos acreditado por dicha Institución. Al mismo tiempo, facilitó que el Hospital General de Catalunya fuera acreditado como uno de los principales centros generadores de órganos de Cataluña, aportando innovación tanto en el diagnóstico de la muerte encefálica como en el proceso de conservación de los donantes multiórganos. También participó activamente en el proyecto EURICUS.
Entre sus diversas funciones cabe destacar la de Coordinadora de Trasplantes del Centro y la de Presidente de la Comisión de Infecciones del Hospital.
Ángeles se había preparado muy bien, y tenía una visión muy completa y actualizada de los fallos orgánicos que concurren en los pacientes críticos, pero tenía una especial predilección por los problemas infecciosos, metabólicos y nutricionales, dedicando la mayor parte de su actividad investigadora a este tópico. En este sentido, contribuyó de manera clara y determinante a un mejor conocimiento de estos procesos patológicos, con especial referencia a las infecciones fúngicas, a nuevos enfoques en el manejo del fracaso multiorgánico, con la incorporación precoz de la depuración extrarrenal a través de la hemofiltración y la monitorización continua del consumo de oxígeno y del gasto cardíaco, y al soporte nutricional en los pacientes críticos.
Profesionalmente, como medico Ángeles tenía un compromiso personal de mejora constante. Fue muy crítica, inquieta desde el punto de vista científico, y con gran capacidad de trabajo, lo que le permitió tener una marcada actividad asistencial, y un reconocimiento y especial afecto de los profesionales que compartieron con ella muchos años de su actividad laboral. Tenía, además, y lo hablamos muchas veces, un fuerte compromiso con sus pacientes y los familiares, a los que mimaba y trataba con cariño y deferencia. Manifestaba una especial sensibilidad para los pacientes en situación terminal, a los que cuidaba, aplicando su sentido común y ético. Su contribución a la implantación de una medicina intensiva más humana, en un Servicio Clínico en el entorno de la medicina no pública en Cataluña, realizada con rigor y calidad, ha sido muy notoria y relevante.
No descuidó en ningún momento su vida personal. Se realizó como esposa, y quiso ser madre, concurriendo en ello circunstancias muy difíciles, con compromiso vital para ella y su hijo. Sus decisiones en esos momentos fueron valientes, y mostró como hizo unos años más tarde, una gran fortaleza y determinación. También se enfrentó con valentía, en estos sus últimos dolorosos años, a una terrible enfermedad, que logró sobrellevar con gran dignidad y entereza. En estos meses pasados pudimos comprobar la dimensión del drama humano personal que suponía para ella su propia enfermedad no resuelta, y la enfermedad grave de su marido. Una nueva prueba, el último esfuerzo, tenía que sobrevivir como fuera, esperando la recuperación de su esposo, para poder irse en paz. Y así fue, lo consiguió. Como no podía ser de otra manera, cuando vio que su marido e hijo estaban bien, y de nuevo juntos en casa, dejó de pelear, y se nos fue. Su mejor trabajo en su vida ya lo había hecho, qué más podía pedir.
Fue una persona muy especial, con grandes valores humanos, y con grandes retos personales, que fue consiguiendo metas y objetivos, con su constancia, buen trabajo y buen hacer. Tanto en el terreno profesional como personal fue una auténtica luchadora, valiente y generosa. Su vida y trabajo para muchos de nosotros ha sido, es y será un referente y ejemplo, como médico, esposa, madre y compañera. Ángeles, Txiqui, te queremos. Descansa en paz.