Editado por: Alberto García-Salido - Cuidados Intensivos Pediátricos, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, Madrid
Más datosActualmente existen numerosas publicaciones que hacen referencia a las características clínicas y evolución de los pacientes pediátricos ingresados por COVID. Se ha concluido que la gravedad asociada a estos pacientes reside en la manifestación como síndrome inflamatorio multisistémico o en la existencia de una patología de base. Sin embargo, las consecuencias a medio y largo plazo no se encuentran descritas con tanta profundidad. Por otro lado, el ingreso en UCI puede tener gran impacto en la calidad de vida posterior de los pacientes. El síndrome post-UCI hace referencia a la existencia de secuelas físicas, cognitivas y/o mentales tras el ingreso en Cuidados Intensivos, que persisten más allá de la hospitalización aguda y que afectan a la reincorporación a su vida habitual1,2. Resulta por tanto de interés describir y conocer la existencia de secuelas a medio y largo plazo tras el ingreso en UCI por patología relacionada con SARS-CoV-2, ya sea en forma de síndrome post-UCI o COVID persistente a consecuencia de haber padecido formas graves de la enfermedad.
Se presenta una serie de 31 pacientes con edades comprendidas entre 0 y 18 años que requirieron ingreso en Cuidados Intensivos por COVID-19. Todos ellos fueron valorados posteriormente en la consulta postcuidados intensivos pediátricos (post-UCIP), con el objetivo de detectar posibles complicaciones asociadas a la enfermedad o al ingreso en UCI (véase material electrónico suplementario)3–5. El estudio ha sido aprobado por el Comité de Ética del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.
De los 31 pacientes, 28 fueron diagnosticados de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico vinculado a SARS-CoV-2 (SIM-Peds), uno presentó una neumonía por coronavirus, otro una neumonía necrotizante neumocócica asociada a SARS-CoV-2 (con aislamiento de este último en aspirado nasofaríngeo y líquido pleural), y la última fue una adolescente con trombosis sistémica (tromboembolismo pulmonar, trombosis de senos venosos cerebrales y trombosis venosa profunda de venas femorales e ilíacas bilaterales hasta vena cava inferior infrarrenal).
La mediana de días desde el alta hospitalaria hasta la atención en consulta post-UCI fue de 40 días (rango 9).
Al alta hospitalaria todos los pacientes eran independientes para las actividades de la vida diaria salvo 2, uno de ellos por ser un lactante y el otro por presentar una parálisis cerebral infantil, sin que hubiese empeorado su situación previa al ingreso en UCI.
En cuanto a las secuelas físicas y cognitivas, 13 pacientes referían cansancio y debilidad generalizada, más acentuada en la realización de ejercicio físico. Se objetivó debilidad muscular en la exploración en 4 pacientes. Solo una paciente refería disnea (función pulmonar normal). Ninguno tenía problemas nutricionales ni pérdida de peso. Dieciocho pacientes tuvieron afectación cardiaca al ingreso (de 28 niños evaluados, 75%) de los cuales 4 la mantuvieron al alta (1 ectasia coronaria, 1 disquinesia del septo interventricular y 2 insuficiencia mitral leve).
Referían problemas en la conciliación y/o mantenimiento del sueño 5 pacientes, realizando colecho tras el ingreso el 16%. Cuatro referían dolor, pero solo uno había requerido analgesia al alta hospitalaria (en contexto de polineuropatía del enfermo crítico).
No se objetivó discapacidad de nueva aparición ni deterioro neurológico en ningún paciente (medido por la escala Functional Status Score y Pediatric Cerebral Performance Category, respectivamente)6.
Ocho pacientes no se habían podido incorporar al colegio en el momento de la consulta (26%).
La evaluación psicosocial la llevó a cabo la psicóloga de la unidad, quien detectó síntomas de ansiedad, depresión o estrés agudo mediante la entrevista con el paciente y su familia. De 29 niños evaluados, 12 presentaban síntomas psicológicos (2 síntomas de estrés postraumático, 7 ansiedad y 1 síntomas depresivos)4,7.
Se evaluó la calidad de vida de los niños inicialmente mediante la escala PedsQL, modificándose posteriormente al cuestionario KINDL6 por su mayor facilidad de entendimiento para los niños y sus familias. Dichas escalas evalúan la calidad de vida del paciente mediante preguntas sobre el bienestar físico, emocional, social y escolar. Son contestadas por los padres y los pacientes de más de 4-5 años de forma independiente, y la puntuación se extrapola a una escala del 0 al 100 en la que el 100 es la mejor calidad de vida posible. La mediana de puntuación era de 83,4 cuando contestaban los niños (RIC 10,1) y de 75 cuando contestaban los padres (RIC 24,8). Los principales problemas señalados por los padres fueron la dificultad para caminar más de una manzana, correr, hacer ejercicio o coger objetos pesados, el enfado e irritabilidad frecuentes y la dificultad para prestar atención y terminar las tareas escolares. Los pacientes también referían dificultades a nivel físico, destacando el cansancio como síntoma principal. Referían dificultad para seguir el ritmo de sus compañeros y mayores olvidos, así como preocupación y enfados frecuentes.
Se evaluó la presencia de sobrecarga familiar mediante la escala Zarit reducida, objetivando datos de sobrecarga familiar tras el ingreso en 6 de 29 familias que realizaron la encuesta.
Se comparó este grupo de pacientes con los demás pacientes atendidos en la consulta post-UCIP desde febrero de 2020. Para realizar dicha comparación se incluyeron exclusivamente pacientes previamente sanos o con patologías de seguimiento ambulatorio (asma o escoliosis entre otras) que sufrieron una enfermedad o evento agudo que implicó un ingreso en UCI. Se incluyeron 62 pacientes.
El motivo de ingreso en este grupo fue el politraumatismo (26 pacientes), control posquirúrgico (14), shock séptico (6), patología respiratoria (6), tumor cerebral de nuevo diagnóstico (3) y otras patologías (7).
Las características clínicas y el soporte recibido en Cuidados Intensivos se describen en la tabla 1, mientras que la evolución al alta hospitalaria se describe en la tabla 2.
Características clínicas de los pacientes ingresados en UCIP
Total de pacientes (n=93) | No COVID (n=62) | COVID (n=31) | p | |
---|---|---|---|---|
Edad (años), mediana (RIC) | 9,54 (9) | 8,67 (10,8) | 9,61 (3,8) | 0,2 |
Sexo (hombres), n (%) | 55 (59%) | 37 (60%) | 18 (58%) | 1 |
Enfermedad de base, n (%) | 9 (9,6%) | 7 (11%) | 2 (6,5%) | 0,46 |
Soporte inotrópico, n (%) | 29 (31%) | 12 (19%) | 17 (55%) | 0,001 |
Ventilación mecánica invasiva, n (%) | 16 (17%) | 14 (23%) | 2 (6,5%) | 0,079 |
Días de ingreso en UCI, mediana (RIC) | 6 (7,5) | 7 (10) | 5 (4) | 0,22 |
Días de ingreso hospitalario, mediana (RIC) | 11 (12) | 12,5 (19) | 10 (4) | 0,41 |
En negrita, valores estadísticamente significativos.
Análisis comparativo de los datos clínico-evolutivos de pacientes atendidos en consulta post-UCIP
Total de pacientes (n=93) | No COVID (n=62) | COVID (n=31) | p | |
---|---|---|---|---|
Seguimiento por especialistas, n (%) | 83 (89%) | 55 (89%) | 28 (90%) | 1 |
Necesidad de tratamiento farmacológico, n (%) | 31 (33%) | 23 (37%) | 9 (29%) | 0,494 |
Debilidad generalizada, n (%) | 22 (24%) | 9 (15%) | 13 (42%) | 0,005 |
Puntuación en escala FSS, mediana (RIC) | 6 (0) | 6 (0) | 6(0) | 0,062 |
Puntuación en escala PCPC, mediana (RIC) | 1 (0) | 1 (0) | 1 (0) | 0,2 |
Afectación psicológica, n (%) | 41 (44%) | 29 (47%) | 12/31 (39%) | 0,46 |
Escala Zarit reducida, mediana (RIC) | 12 (7,2) | 12 (8) | 11 (7) | 0,74 |
Colecho tras el ingreso, n/total (%) | 14/80 (18%) | 10/55 (18%) | 4/25 (16%) | 1 |
No acude al colegio en el momento de la consulta, n (%) | 38 (41%) | 30 (48%) | 8 (26%) | 0,045 |
Puntuación en escalas de calidad de vida paciente, mediana (RIC) | 82,9 (14,7) | 82,5 (14,5) | 83,4 (10,1) | 0,37 |
Puntuación en escalas de calidad de vida familia, mediana (RIC) | 75,6 (21,1) | 77 (17,8) | 75 (24,4) | 0,82 |
Síndrome post-UCIP en el paciente, n/total (%) | 25/79 (32%) | 15/50 (30%) | 10/29 (34%) | 0,62 |
Seguimiento en consulta post-UCI, n/total (%) | 39 (42%) | 25 (40%) | 14 (45%) | 0,66 |
En negrita, valores estadísticamente significativos.
Se evaluó el aspecto físico, cognitivo y mental, así como la calidad de vida del paciente y la sobrecarga familiar, buscando indicadores sugestivos de síndrome post-UCI en ambos grupos y secuelas específicas asociadas a la infección por SARS-CoV-2 en los pacientes ingresados por COVID-19.
Aproximadamente el 30% de los pacientes pediátricos que requieren ingreso en UCIP presentan síntomas físicos y/o psicológicos de nueva aparición tras el ingreso. Si bien la debilidad muscular se encuentra con mayor frecuencia en los pacientes con COVID-198, no se han encontrado diferencias significativas en cuanto al sueño, la necesidad de tratamiento farmacológico o seguimiento hospitalario, el impacto a nivel psicológico en el niño o su familia, la sobrecarga familiar o la calidad de vida del paciente9. Así mismo, los pacientes con COVID eran capaces de incorporarse al colegio antes que los demás pacientes.
Como conclusión, la evolución tras el alta hospitalaria de los niños ingresados en UCI por COVID-19 es similar a los pacientes que ingresan por otra patología aguda, encontrando como única diferencia la presencia de cansancio y debilidad con evolución favorable en consultas posteriores.
Autoría/colaboradoresInés Leoz, Jessica García, Consuelo Barbero y Alba Alonso han contribuido a la recogida de datos.
Inés Leoz y Alberto García-Salido han efectuado el diseño del estudio, realizado el análisis de resultados y redactado el manuscrito.
Todos los autores han contribuido a la revisión crítica del manuscrito.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.