Hemos leído con gran interés el artículo de Carmona-Bayonas et al. con relación a la visión multidisciplinar que debe ser tenida en cuenta a la hora de abordar el pronóstico de los pacientes oncológicos que presenten una enfermedad crítica reversible1. Coincidimos con los autores que los avances en el manejo del fallo multiorgánico en las unidades de cuidados intensivos (UCI), sumado a la revolución en el arsenal terapéutico antitumoral, hace necesario replantear las posibilidades reales de los pacientes con enfermedades agudas graves con procesos neoformativos.
Sin embargo, a la hora de describir los avances terapéuticos en el manejo del paciente oncológico los autores no mencionan el uso de la radioterapia (RT). De hecho, el campo de la oncología radioterápica, ha sufrido una revolución considerable en los últimos años, que debe ser tenido en consideración, dado que también contribuye significativamente al incremento en la expectativa de vida de los pacientes con enfermedades neoplásicas que pudieran ingresar en la UCI.
Como bien afirmó el grupo de Atun et al.2 «Radiotherapy is a critical and inseparable component of comprehensive cancer treatment and care». De hecho, las nuevas modalidades de RT, que incluyen su aplicación en intensidad modulada (IMRT), la RT guiada por imágenes (IGRT), la braquiterapia de alta tasa de dosis (HDR), la RT estereotáxica corporal (SBRT) y cerebral (SRS), la terapia de protones y la RT con iones de carbono, han mejorado de manera sustancial el control local, las posibilidades de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes, todo ello debido a la optimización de la distribución de dosis absorbida de radiación en los tejidos con precisión milimétrica. Un ejemplo reciente incluye el uso de la SBRT para el tratamiento del cáncer de pulmón de células no pequeñas en estadios iniciales, donde los esquemas con hipofraccionamiento de dosis han incrementado significativamente el control local y la supervivencia global de estos pacientes3. Además, en los últimos años está cobrando un especial interés el efecto inmunomodulador de la RT, el cual se potencia añadiendo fármacos inmunoterápicos, descritos por el grupo de Carmona-Bayonas et al.1. Comentar que este efecto produce un incremento de la expresión antigénica que dotaría a las células inmunitarias de mayor capacidad de reconocimiento y de destrucción del tumor, describiéndose hallazgos tan sorprendentes como la respuesta de lesiones metastásicas no irradiadas a distancia del tumor tratado con RT. Este efecto conocido como efecto abscopal, forma parte de las líneas experimentales actuales y futuras de avance de este tipo de tratamiento oncológico4.
Por último, tal y como se indicaba en la revista Nature en septiembre de 2015, la clave para que nuestras actuaciones tengan un impacto en salud y se alcance un incremento en el conocimiento científico, pasa ineludiblemente por un abordaje interdisciplinar de las enfermedades, donde cada profesional es pieza única y fundamental para permitir mejorar nuestros resultados5.