Una de las intervenciones terapéuticas que más ha suscitado discrepancias y polémica en el manejo del paciente posparada cardiaca en la última década, es el control estricto de la temperatura (Targeted Temperature Management [TTM], por sus siglas en inglés).
A día de hoy, no existe una recomendación específica sobre el nivel de temperatura1,2. Para alimentar más la polémica, dar la razón a los escépticos y confundir más a los indecisos, recientemente se ha publicado el tan esperado ensayo TTM23. De forma precoz y poco meditada, se han levantado opiniones nada favorables a los resultados de este ensayo, incluso dando por muerta dicha terapia en el manejo del síndrome posparada cardiaca. En los resultados del ensayo no se encontraron diferencias significativas en cuanto a mortalidad o mejoría en el pronóstico neurológico a los 6 meses en pacientes manejados con TTM a 33 vs. 36°C3.
A continuación, intentaremos exponer algunas razones por las cuales no deberíamos tomar los resultados del TTM2 tan a la ligera.
En cuanto a otros resultados reportados, destacan que un importante porcentaje de los pacientes fueron reanimados por testigos (80%), muy por encima de los porcentajes reportados en otros ensayos y estudios observacionales previos. Por otro lado, un porcentaje alto de pacientes tenían ritmo desfibrilable (74%) y un porcentaje relativamente bajo de pacientes en shock (29%)3, lo cual se puede traducir en que las características de los pacientes de la población del ensayo, han sido pacientes menos graves que los evaluados en otros estudios, lo cual puede haber influido de forma significativa en los resultados encontrados.
Existe evidencia científica donde se ha reportado que los pacientes más graves, clasificados mediante la escala Pittsburg Cardiac Arrest Category (PCAC), en la cual los pacientes con mayor gravedad (PCAC 3-4) se beneficiaron de una TTM a 33 vs. 36°C en términos de supervivencia y pronóstico neurológico al alta hospitalaria4. Además, el mismo trabajo reportó que los pacientes menos graves (PCAC 2), se beneficiaron de una TTM a 36°C. Esto sustenta un enfoque orientado al manejo personalizado de la terapia, lo cual hasta el momento no ha sido evaluado en ningún ensayo clínico que, dicho sea de paso, podría ser considerado para el diseño de futuros estudios.
Los resultados divergentes de los ensayos publicados hasta la fecha, han ocasionado que muchos centros hayan cambiado sus prácticas clínicas en cuanto al objetivo de temperatura en los pacientes posparada cardiaca, de 33 a 36°C, lo cual ha resultado en una tendencia al empeoramiento clínico y peor pronóstico5.
A menudo la evidencia científica se ve mal aplicada cuando se incorpora a la práctica clínica, o sus resultados se ven mal interpretados, lo que conlleva a posibles riesgos para el paciente y peores resultados clínicos. En el futuro, orientados a una medicina personalizada, deberíamos ser capaces de identificar subgrupos de pacientes que se pueden beneficiar de un objetivo de temperatura específico. No deberíamos abandonar una terapia con plausibilidad biológica, gran evidencia acumulada en modelos animales, ensayos clínicos con resultados positivos y sin demostrar daño.
FinanciaciónEl presente trabajo no ha contado ni recibido financiación por parte de entidades gubernamentales o privadas, bajo ningún concepto.