En la media mañana del domingo 3 de marzo falleció en el Hospital Universitario de Burgos, la Dra Mª Jesús López Pueyo. Los que la hemos conocido desde su llegada a la UCI de este Hospital para comenzar la especialidad elegida y hemos seguido de cerca su itinerario vital y profesional, sabemos bien quién era, quien es. Hemos conocido su capacidad de trabajo, su inteligencia personal y profesional, su empuje y liderazgo en los muchos estudios en los que participó o abanderó, su rigor en el análisis, su ternura con los pacientes y sus familias. A todo ello unía la aplicación vehemente de los tratamientos más apropiados en cada momento y situación. La definen palabras como generosa, entrañable, cercana, disponible, empuje, vitalidad, pasión. Ninguna parte de nuestra especialidad le fue ajena, dirigió su interés y estudio a la ventilación mecánica, a las técnicas de depuración extrarrenal, a los cuidados coronarios o a estudios experimentales sobre el shock, a la VNI y a la Epidemiología y Estadística Médica. Pero el conocimiento al que dedicó más atención, estudio y esfuerzo fue el de las infecciones en general y a las del paciente crítico en particular. Formó parte especialmente activa del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas (GTEI) de la SEMICYUC del que fue secretaria, era actualmente vice coordinadora y debía haber sida la próxima Coordinadora. Pertenecía también al Grupo de Estudio de Infección en el Paciente Crítico (GEIPC) de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y participó activamente en multitud de estudios, Congresos, Reuniones de Consenso o en publicaciones nacionales e internacionales. Siglas como PURSUIT, ASSENT, EXTRACT-TIMI, ADRESS, EMVIRA, ULISES, CAPUCI, ENHANCE, XPRESS, EPIC II, IMEA, CAVA EDUSEPSIS, EPINE, ENVIN-UCI, BACTERIEMIA ZERO Y NEUMONÍA ZERO, entre otras, jalonan su actividad profesional.
Los que hemos tenido la suerte de estar cerca de ella, hemos gozado de su generosa amistad que compatibilizaba con un juicio justo e insobornable de cada situación. Hemos comprendido, tomando en préstamo las palabras del escritor Alvaro Mutis «que su vida (nuestras vidas) no han sido en vano, que nada podemos pedir, a no ser la secreta armonía que nos une pasajeramente con ese gran misterio de los otros seres y nos permite andar acompañados una parte del camino». Nunca podremos pagar su compañía durante estos años compartidos. Tanto para el Servicio de Medicina Intensiva del Hospital donde se formó y trabajo durante 23 años como para la SEMICYUC y especialmente para el GTEI es una pérdida irreparable. Cuando los modelos escasean en nuestro país, nos parece lícito proponer a Mª Jesús como ejemplo a seguir para esa multitud de residentes de nuestra especialidad. En una época poco justa, nos revelamos todavía más contra el reparto de la enfermedad que hace el azar y que nos ha privado de ella en plena madurez personal y profesional.
En estos tiempos que vivimos, acostumbrados a escuchar explicaciones equívocas, al abuso de eufemismos o de descaradas mentiras, hay que llamar la atención sobre el hecho de que todo aquello de bueno que podamos decir de María Jesús es rigurosamente cierto y de ello podemos dar fe todos los que hemos tenido el privilegio de conocerla.
Aunque el dolor difícilmente se puede expresar con palabras y únicamente podemos sentirlo en las entrañas, esperamos que estas líneas sirvan de apoyo a sus seres más cercanos, a su familia, a sus compañeros de trabajo, a todos nosotros. Ella nos habría recomendado escuetamente «aceptadlo y ya está». Nos va a ser muy difícil seguir su consejo.