Desde el 1 de enero de 2015 se han producido cambios en el Comité Editorial de Medicina Intensiva consistentes en mi incorporación como director de la revista.
En primer lugar, agradecer a la Junta Directiva de la SEMICYUC la confianza depositada en mí para llevar a cabo tan ilusionante misión. Quiero reconocer el mérito y el esfuerzo de todos los que han participado en el desarrollo de nuestra revista y especialmente a sus directores (Dr. A. Tomasa, Dr. J. Ibáñez, Dr. M.A. de la Cal, Dr. R. Fernández Mondéjar y Dr. J. Mancebo), redactores jefes y editores asociados anteriores sin cuyo esfuerzo y buen hacer no hubiera sido posible la actual posición de nuestra revista.
En la actualidad, Medicina Intensiva puede considerase como la publicación de referencia de la especialidad en España. De igual modo, es leída por colegas de Hispanoamérica que cada vez con más frecuencia la consideran como el vehículo de difusión de sus investigaciones y una herramienta muy útil en su formación continuada. El objetivo estratégico hace unos años era conseguir la inclusión de Medicina Intensiva en el Science Citation Index1.
Hoy en día, y fruto del acierto de los anteriores equipos editoriales, esta aspiración es una realidad y nuestra revista posee un factor de impacto muy similar al que cuentan otras publicaciones nacionales. Sin embargo, nos enfrentamos con nuevos retos dados los constantes y rápidos cambios que estamos viviendo en la sociedad actual y que mucho tienen que ver con un mundo globalizado y la incorporación de las nuevas tecnologías a nuestra vida cotidiana. Además, la nuestra es una sociedad muy competitiva donde seguir creciendo es cada vez más difícil. Por ello, es necesario trabajar para mejorar la calidad científica de los artículos originales y aumentar la distribución y difusión de la revista allende de nuestras fronteras y no solo en los países hispanoamericanos.
Sin duda, si conseguimos este segundo objetivo estaremos poniendo los elementos necesarios para que se logre el primero. La penetración de nuestra revista en países europeos de nuestro entorno y que sus investigadores la consideren una opción para difundir su trabajo es uno de los retos que debemos abordar.
Hoy en día, muchas de las revistas científicas de países no anglosajones ya optan por editarse en inglés ante las indudables ventajas que conlleva: mayor posibilidad de expandir su horizonte a nuevos potenciales lectores más allá de los hispanoparlantes así como la posibilidad de recibir manuscritos de autores anglosajones, con mayor tradición y liderazgo en investigación. La publicación de artículos en inglés logrará mayor difusión para nuestros investigadores y redundará en un incremento del impacto científico de las publicaciones2.
Es cierto que en la actualidad se traducen artículos de Medicina Intensiva al inglés (con el consiguiente esfuerzo económico) pero creo que debemos dar un paso adelante y hacer del inglés un idioma habitual en nuestra revista. No puede quedar duda de que seguiremos aceptando artículos en español si así lo prefieren los autores.
No podemos olvidar otras misiones de la revista como son servir de herramienta para la formación continuada de los profesionales que atienden a pacientes críticos o publicar documentos de consensos y guías de práctica clínica que tienen un indudable impacto en la práctica clínica diaria y en los indicadores bibliométricos de la revista. Además, debemos promover la incorporación de nuestros jóvenes investigadores considerándolos especialmente a la hora de encargar revisiones e incluso editoriales. En España se realiza una excelente investigación clínica de calidad en el ámbito de los cuidados intensivos así como una investigación básica y experimental aplicable a la patología crítica. Es indudable que gran parte de esta investigación se difundirá al mundo científico utilizando revistas anglosajonas de elevado factor de impacto. Sin embargo, desde aquí hago un llamamiento para que nuestra revista sea tenida en cuenta como vehículo de difusión cuando los autores lo consideren adecuado. De igual modo, todos debemos tener muy presente al escribir un manuscrito no olvidar citar artículos publicados en Medicina Intensiva.
Para el final quería dejar el papel esencial de los revisores. Revisar un artículo requiere tiempo y es un ejercicio de reflexión concienzuda y responsable. Es cierto que el trabajo del revisor está muy escasamente recompensado, en realidad casi nada ya que no hay contraprestación económica y su valor curricular es muy limitado. Quizás por ello se explique el elevado número de rechazos a la revisión que en la actualidad tenemos o la excesiva demora en recibir los comentarios. La búsqueda de fórmulas de reconocimiento de esta labor forma parte de mis prioridades pero desde aquí hago un llamamiento a la colaboración en esta tarea ardua pero esencial para que la revista siga afianzándose, creciendo y tenga credibilidad.
En definitiva, Medicina Intensiva es tarea de todos. Y como decía Einstein, «Lo importante es no dejar de hacerse preguntas». Espero que la difusión de muchas de las respuestas que encontremos se realice a través de Medicina Intensiva.