INTRODUCCIÓN
En un momento en que la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y de Unidades Coronarias (SEMICYUC), así como algunas sociedades científicas autonómicas1 están planteando o realizando planes estratégicos para mejorar su posición social mostrando públicamente la actividad profesional que desarrollan, parece necesario conocer, a fecha de hoy y como punto de partida de cualquier plan, qué saben los ciudadanos de los médicos intensivistas y de su trabajo. Por ello, la Sociedad Castellano-Leonesa de Medicina Intensiva, Crítica y de Unidades Coronarias (SCLMICYUC) ha creído oportuno analizarlo por medio de una encuesta.
Hubiera sido interesante poder contrastar los resultados de esta encuesta con otros estudios similares, pero pese a la amplia búsqueda bibliográfica realizada, tan sólo hemos obtenido datos referentes a los niveles de comprensión de los familiares de los enfermos ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), tras 24-48 horas recibiendo información, pero con un sistema de evaluación que no permite comparaciones2.
PERSONAS Y MÉTODOS
Se realizó una encuesta con preguntas de tipo test que tenían respuestas falsas y verdaderas. El encuestado debía elegir las respuestas que considerara verdaderas. La encuesta analizaba los siguientes aspectos (anexo 1):
1. Datos demográficos del encuestado: edad, género y nivel de estudios (sin estudios, primarios, bachiller, universitario).
2. Pregunta de respuesta múltiple sobre la UCI como sala del hospital, con 6 respuestas, pero sólo 3 verdaderas (sala para enfermos con respirador, sala para enfermos graves y sala donde se controla las 24 horas del día el ritmo del corazón).
3. Pregunta de respuesta múltiple sobre las enfermedades que presentan los pacientes que suelen requerir ingreso en la UCI, con 8 respuestas pero sólo 4 verdaderas (la recuperación de una operación grave, un infarto de miocardio, un enfermo en coma y un trauma severo).
4. Pregunta de respuesta única sobre el tipo de titulación de los médicos que trabajan en una UCI, en la que se mostraban 2 respuestas falsas y una verdadera (son médicos con título específico de especialistas en UCI).
La población consultada fue mayor de 14 años y se clasificó en 2 grupos claramente diferenciados:
1. Grupo de UCI, que correspondió a familiares de enfermos que estaban en ese momento ingresados en la UCI, y a los que se les entregó la encuesta a la vez que el informe de alta de UCI, haciendo constar los días de estancia.
2. Grupo del ambulatorio o de consultas externas (CCEE), que correspondió a los acompañantes de los pacientes atendidos en las CCEE del hospital o en los ambulatorios adyacentes, y que recibieron la encuesta en sus respectivas salas de espera.
Posteriormente, los encuestados la entregaban, de forma anónima y voluntaria, en la secretaría de la UCI (el grupo de UCI) o del ambulatorio (el grupo de CCEE).
Los hospitales participantes fueron: Hospital General Yagüe de Burgos, Complejo Hospitalario de León, Hospital Río Carrión de Palencia, Hospital del Bierzo de Ponferrada, Hospital Clínico de Salamanca, Hospital General de Segovia, Hospital Santa Bárbara de Soria, Hospital Clínico de Valladolid y Hospital Río Hortega de Valladolid.
El período de recogida de datos fue desde el 1 de octubre de 2003 hasta el 29 de febrero de 2004, y durante ese tiempo no se dio ningún tipo de información a los familiares que pudiera ayudarles a contestar la encuesta, aunque en el grupo de UCI y durante toda la estancia se les informó, como es habitual, sobre el estado, pronóstico y complicaciones del paciente. Nunca se entregaba la encuesta si el enfermo fallecía, porque en esos casos el informe se suele enviar por correo.
Se excluyeron del análisis las encuestas en las que no se contestaba alguno de los apartados o se hacía erróneamente como, por ejemplo, rellenar 2 respuestas en el apartado sobre la titulación del médico de UCI.
El análisis estadístico se efectuó mediante el paquete estadístico SPSS 10.0, a través de comparaciones de medias con la prueba de la «t» de Student y proporciones utilizando los valores z de la ley normal, que con el programa Confidence Interval Analysis ofrece el valor directo de los intervalos de confianza (IC)
RESULTADOS
Se entregaron a los familiares del grupo de UCI un total de 727 encuestas, de las que no fueron devueltas 415 (57%) y 28 de las 312 devueltas fueron excluidas por defectuosas (4%).
En el grupo de CCEE se entregaron 2.293 encuestas, de las que no se devolvieron 722 (31,5%) y 217 de las 1.571 devueltas fueron excluidas por defectuosas (9,5%). Es decir, que de las 3.020 encuestas entregadas fueron analizadas 1.638 (54%), correspondiendo 284 al grupo de UCI y 1.354 al grupo de CCEE. Se excluyeron 245 encuestas (8%) por los siguientes motivos: 103 por error u omisión en los datos demográficos de los encuestados, 96 por no tener cumplimentada alguna de las 3 preguntas y 46 por rellenar más de una respuesta a la pregunta sobre la titulación del médico de la UCI. Cuando analizamos las 142 encuestas no válidas que disponen de datos demográficos (tabla 1) vemos que los encuestados tienen mayor edad y menor nivel de estudios que los de las encuestas validas, siendo estas diferencias estadísticamente significativas.
Los datos demográficos cumplimentados en las encuestas analizadas se muestran en la tabla 2. Comparando los datos demográficos entre los encuestados del grupo UCI y los del grupo CCEE no hubo diferencias estadísticamente significativas en el género, ni en el nivel de estudios, pero la edad de los del grupo de UCI era significativamente mayor, con una diferencia de 5,3 años (IC 95%: 3,29 a 7,31, p < 0,001).
Los 284 pacientes ingresados en la UCI cuyos familiares contestaron a las encuestas analizadas tuvieron una estancia media de 8,52 ± 10,67 días (rango: 1-66), con una mediana de 4 días y una moda de 2 días.
El número de respuestas marcadas a cada pregunta de la encuesta se muestra en la tabla 3. El número de encuestas en las que se marcaron respuestas falsas para cada una de las tres preguntas y la tasa de respuesta correcta a las mismas se muestra en la tabla 4, en la que se aprecia que el grupo de UCI tuvo un mayor nivel de conocimiento que el grupo de CCEE para los 3 apartados de la encuesta, siendo la diferencia en la tasa de respuestas correctas de 10,9 (IC 95%: 4,6 a 17,4) para la pregunta sobre qué es una UCI, de 15,5 (IC 95%: 9,1 a 21,8) para la pregunta sobre las enfermedades de los pacientes que ingresan en la UCI, y de 15,1 (IC 95%: 8,8 a 21,3) para la pregunta sobre la titulación del facultativo. Únicamente en un 3,8% de las 1.354 encuestas analizadas del grupo CCEE se acertó en todas las respuestas a las 3 preguntas de la encuesta. Este porcentaje aumentó hasta un 15,5% en el grupo UCI (diferencia 11,7, IC 95%: 7,4 a 16,1).
Una vez establecido un mayor nivel de conocimientos del grupo UCI, distribuimos a los encuestados de dicho grupo en función de los días de estancia en la UCI de su familiar, comprobando que, a partir de los 2 días de estancia, la tasa de respuesta correcta para las preguntas ¿cómo es una UCI? (fig. 1) y ¿qué enfermedades tienen los pacientes que ingresan en UCI? (fig. 2) alcanzaba el promedio de los familiares que responden correctamente (38,6% y 41%, respectivamente) y para la pregunta ¿qué titulación tiene el médico? (fig. 3) se conseguía el porcentaje medio (63,5%) tras un día de estancia.
Figura 1. Encuestados que contestan correctamente a la pregunta ¿qué es una UCI?
Figura 2. Encuestados que contestan correctamente a la pregunta ¿qué ingresa en una UCI?
Figura 3. Encuestados que contestan correctamente a la pregunta ¿qué titulación tiene el médico de UCI?
DISCUSIÓN
El grado de participación en una encuesta está relacionado con el interés que suscite entre los encuestados y con las facilidades dadas para contestarla. En el ámbito de los familiares de pacientes ingresados en la UCI encontramos diferencias que van desde un 51% para una encuesta remitida por correo que busca conocer el nivel de satisfacción entre los familiares de enfermos fallecidos en la UCI3, hasta un 82% en otra encuesta entregada a los familiares a las 24-48 horas del ingreso del enfermo en la UCI y que trataba de conocer las necesidades de dichos familiares4. El grado global de participación de los ciudadanos de Castilla y León ha sido de un 62% y el tema investigado tenía más interés para la SCLMICYUC que para los propios encuestados. Los familiares del grupo de UCI, con un 43% de encuestas cumplimentadas, parecen reflejar un bajo nivel de participación y, desde luego, muy inferior a los del grupo de CCEE con un 69% de encuestas cumplimentadas; sin embargo, las diferentes situaciones al repartir las encuestas, los primeros al alta de UCI y los segundos mientras esperaban ser atendidos en las CCEE, hacen que sea poco riguroso comparar los niveles de participación entre ambos grupos.
Que las encuestas se contestaran privadamente, es decir, sin un encuestador presente, probablemente hizo que los mismos familiares tendieran a seleccionar al teóricamente más documentado de entre ellos para responderla o incluso que tuvieran un enriquecedor cambio de opiniones antes de rellenarla, y si esa circunstancia se presentó, habría que pensar que los resultados hubieran sido peores con un mayor control sobre cada encuestado.
La aparente sencillez de las respuestas falsas a las preguntas ¿qué es una UCI? y ¿qué tipo de pacientes suelen ingresar en UCI?, va en consonancia con la baja proporción de encuestados que marcaron esas opciones (de 0 a 4,1%); sin embargo, la respuesta falsa, una sala para enfermos terminales irrecuperables, fue marcada por el 9,5% de los encuestados, es decir, que casi 1 de cada 10 ciudadanos de Castilla y León confunde la UCI con un Servicio de Cuidados Paliativos o bien piensa que las UCI incluyen a los cuidados paliativos entre las prestaciones de su cartera de servicios.
El mayor nivel de conocimiento constatado entre los encuestados del grupo de UCI respecto a los del grupo de CCEE, parece haber sido adquirido durante los primeros contactos con la Unidad de Cuidados Intensivos (tras 1-2 días de estancia), y sin duda a través de las informaciones recibidas sobre el diagnóstico, pronóstico, tratamiento y complicaciones de su familiar allí ingresado.
La gran importancia que tiene la información entre las necesidades detectadas a los familiares de los pacientes de UCI queda en evidencia con las 54 preguntas del Critical Care Family Needs Inventory (CCFNI), donde de los 34 ítems con mayor peso especifico, 21 están directa o indirectamente relacionados con la información5. Al medir el nivel de satisfacción6 entre esos familiares, se encuentran 7 factores predisponentes, de los que 4 están directamente relacionados con la información7. También el grado de ansiedad y depresión que presentan dichos familiares esta negativamente influido por distintos factores, uno de los cuales es la percepción de contradicciones en la información recibida8. Por todo ello, mejorar el grado de comprensión de los familiares de enfermos tratados en UCI resuelve gran parte de sus necesidades, disminuye su ansiedad y aumenta su grado de satisfacción. Entre las estrategias que han dado mejores resultados, es de destacar la entrega a los familiares de un folleto informativo en el momento del ingreso del enfermo en la UCI, con el que el grupo francés FAMIREA consiguió que más de 3 de cada 4 familiares comprendiera la información dada9, mientras que previamente a ello tan sólo la mitad lo hacía2. Este grupo, en estudios posteriores, ha seguido manteniendo similares niveles de comprensión por parte de los familiares10,11.
El hecho de que tras permanecer un paciente ingresado en las UCI de Castilla y León, todavía exista un 38,7% de sus familiares que al alta desconocen la titulación del médico que les ha estado atendiendo, hace que la SCLMICYUC recomiende incorporar en el folleto informativo citado alguna frase del tipo: «se ha demostrado científicamente que una UCI con médicos expertos en el paciente crítico tendrá mejores resultados que si no dispone de ellos12, por lo que todos los médicos de nuestro equipo tienen el título de especialistas en Medicina Intensiva (intensivistas), es decir, que son expertos en el enfermo crítico13».
Por último, hay que recordar que el principal objetivo de esta encuesta era encontrar una cifra que, a fecha de hoy, pudiera servir de referencia para medir el nivel de conocimiento que los ciudadanos de Castilla y León tienen sobre la Medicina Intensiva. Tras la realización de esta encuesta ya se dispone de esa referencia y siempre que se realice alguna intervención que pueda influir en el nivel de conocimiento de los ciudadanos a cerca de la Medicina Intensiva, dicha intervención podrá ser perfectamente evaluada.
APÉNDICE
Otros participantes en el estudio fueron los siguientes: M. de Frutos (Hospital General Yagüe. Burgos), D. Carriedo (Complejo Hospitalario de León. León), J. López (Hospital Río Carrión. Palencia), A. Rodríguez (Hospital Clínico. Salamanca), P. Ancillo (Hospital General. Segovia), J. Castañeda (Hospital Clínico. Valladolid) y J. Blanco (Hospital Río Hortega. Valladolid).
Declaración de conflicto de intereses
Los autores han declarado no tener ningún conflicto de intereses
Correspondencia: Dr. A. García Labattut.
Servicio de Medicina Intensiva.
Hospital de Santa Bárbara.
Av. Santa Bárbara, s/n.
42002 Soria. España.
Correo electrónico: labattut@terra.es
Manuscrito aceptado el 1-XII-2005.