Los antagonistas del calcio se utilizan de forma habitual en el tratamiento de distintas enfermedades (HTA, arritmias…) Su uso extendido hace que encontremos ocasionalmente cuadros graves de toxicidad.
Presentamos el caso de un varón de 60 años con antecedentes médicos de hipertensión arterial tratada con verapamilo y depresión con varios intentos autolíticos. El paciente tras un cuadro de opresión torácica persistente ingirió 30 comprimidos de verapamilo (240mg) y otros 30 de lormetazepam (30mg). Inicialmente fue valorado en su domicilio por el servicio de urgencias extrahospitalarias confirmando estabilidad hemodinámica pero con astenia intensa. Se derivó a urgencias presentando durante el traslado un rápido deterioro hemodinámico precisando aislar la vía aérea. A su llegada se objetivó hipotensión severa (55/35mmHg) y bradicardia a 30lpm iniciando perfusiones de dopamina e isoprenalina y colocándole parches de marcapasos transcutáneo sin respuesta, por lo que se canalizó marcapasos intravenoso emergente teniendo simultáneamente una parada cardiorrespiratoria. Precisó RCP avanzada durante 10min hasta recuperación de la circulación espontánea, y a continuación ingresó en UVI en shock cardiogénico refractario a tratamiento (hipotensión severa pese a dopamina, noradrenalina y adrenalina a dosis máximas, dependiente de marcapasos), y en situación de bajo gasto con mala perfusión periférica, acidosis láctica severa (ph7.17, láctico 87mg/dl) y disfunción renal aguda anúrica. También mostraba hiperglucemia resistente a insulinoterapia e hipocalcemia. Dado el cuadro de colapso cardiovascular establecido se pautó perfusión de propofol al 2% como sedación y antídoto, al ser la única emulsión lipídica disponible, con espectacular mejoría clínica en las siguientes horas pudiendo bajar el soporte hemodinámico, mejorando la perfusión periférica e iniciando diuresis con normalización de la función renal. Tras 24h de ingreso el paciente fue extubado sin incidencias, y a las 72h fue dado de alta de la unidad sin secuelas.
Los antagonistas del calcio se unen a los canales de calcio tipo L localizados a nivel del músculo liso de los vasos sanguíneos y en el miocardio. Los dihidropiridinas se unen preferentemente a nivel del músculo liso con un potente efecto vasodilatador periférico y menor efecto cardiaco; y los no dihidropiridinas (verapamilo) se unen con más afinidad al miocardio con un potente efecto cronotrópico e inotrópico negativo y menor efecto vasodilatador1.
El tratamiento de la intoxicación por verapamilo consiste en la estabilización hemodinámica con medidas habituales y lavado orogástrico con carbón activado. Además existen diferentes terapias intravenosas coadyuvantes que han demostrado ser útiles para revertir su toxicidad como son: las sales de calcio, el glucagón, la insulina/glucosa y las emulsiones lipídicas2,3. La infusión de emulsiones lipídicas constituye el tratamiento de elección en la intoxicación por anestésicos locales y su utilidad en la sobredosis de otros fármacos lipofílicos como el verapamilo parece beneficioso ya que conforman una capa lipídica que atrae a estos fármacos revirtiendo su toxicidad3,4. La dosis protocolizada de emulsión lipídica al 20% es un bolo iv de 1-1,5ml/kg seguido de infusión continua a dosis de 0,25-0,5ml/kg/min hasta la estabilización hemodinámica5. En nuestro caso utilizamos perfusión de propofol al 2% (200mg/h) como alternativa a la emulsión lipídica con efectos satisfactorios y resolución del cuadro en horas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.