Agradecemos los comentarios realizados por el dr. Rosell-Ortiz y colaboradores sobre el artículo “Supervivencia y pronóstico neurológico en paradas cardiorrespiratorias extrahospitalarias por ritmos desfibrilables tratadas con hipotermia terapéutica moderada” publicado en esta misma revista e intentaremos responder a los mismos con la máxmia claridad
Diversas variables prehospitalarias han demostrado presentar una importante asociación con la supervivencia y el pronóstico de los pacientes supervivientes a una parada cardiorrespiratoria (PCR), tales como PCR presenciada, inicio precoz de soporte vital básico, llegada precoz del Servicio de Emergencias Médicas y desfibrilación precoz1. En nuestro medio es muy difícil recoger estos datos, ya que no se transcriben de manera rutinaria ni tienen un apartado específico a rellenar en la hoja de recogida de los sistemas de urgencias de nuestro entorno hospitalario. Datos como los que comentan los autores, si la PCR es presenciada, o si el inicio del soporte vital básico se realiza por los testigos del caso, no se recogen de manera obligatoria ni sistemática, pero en algún caso se pueden rellenar «a mano» de manera voluntaria por el personal del Servicio de Emergencias Médicas. Este hecho conllevaba una gran dispersión en la recogida de los datos, sobre todo en el periodo inicial del soporte vital, motivo por el cual no se analizaron, aunque sí están recogidos en la base de datos en los casos en los que constan. Por otro lado, sí que es verdad que con los datos iniciales de la PCR que se describen en el artículo (tiempo de inicio del soporte vital básico, duración de las maniobras de soporte vital, etc.) se hizo un análisis multivariado para descartar que la influencia haya sido nula en la supervivencia final de los pacientes. Sin embargo, no ha quedado reflejado en la transcripción final del artículo original.
Por último, es cierto que el intervencionismo coronario forma un tándem muy importante junto con la hipotermia terapéutica moderada, habiendo demostrado que su aplicación precoz influye en el pronóstico final de estos pacientes2. Por ello, se debería haber mencionado como parte de los cuidados posreanimación estandarizados de nuestro centro, ya que se realiza de forma sistemática en todos los pacientes supervivientes de una PCR por ritmo desfibrilable por su alta probabilidad de síndrome coronario agudo, como es el caso de los pacientes recogidos en nuestro artículo. Analizando nuestra serie, observamos que en 5 pacientes (9,25%) no se realizó coronariografía de forma precoz, 3 por presentar síndrome de Brugada y 2 por baja sospecha de síndrome coronario agudo, los cuales fueron exitus en la UCI, siendo imposible realizarlo de forma diferida.
Según el comentario reflejado en la carta al Director, «es la experiencia de un centro, extraordinaria en sus resultados finales»; por este motivo, los autores de este artículo nos hemos propuesto con su publicación un único objetivo, alentar a todos los sanitarios que trabajan en los sistemas de urgencias y en las UCI a la instauración de la hipotermia moderada terapéutica para intentar aumentar la supervivencia y mejorar el pronóstico neurológico de estos pacientes, sobre todo en estos momentos en los que se cuestiona tanto la eficacia y el papel de la hipotermia moderada terapéutica tras la PCR por ritmos desfibrilables.