El uso de arnés como sistema de seguridad es habitual en el mundo laboral1 y el deportivo (escalada, barranquismo, etc.). Si tras una caída accidental, la víctima permanece suspendida del arnés en posición vertical e inmóvil durante un determinado tiempo se produce un trauma por suspensión, intolerancia ortostática o síndrome del arnés2. Debido a los nuevos modelos de arneses y el conocimiento de las medidas de prevención por sus usuarios, es un proceso infrecuente que incluso ha llegado a cuestionarse su existencia3.
Se presenta un caso de trauma por suspensión, producido por el uso de un arnés de pecho exclusivamente sin arnés de cintura y utilizado fuera del ámbito deportivo o laboral. Se llegó al diagnóstico forense por exclusión. Con este caso, se pretende mejorar la identificación del síndrome, sus causas, y actualizar el tratamiento inicial del trauma por suspensión.
Mujer de 31 años con antecedentes psiquiátricos tratada con antipsicóticos y benzodiacepinas. Trabajaba como monitora de tiempo libre y durante una actividad teatral nocturna, la paciente debía permanecer suspendida a un árbol mediante un arnés de pecho e inmóvil. Al finalizar la representación (se desconoce la duración exacta de la misma), un compañero se percató que estaba inconsciente. Fue trasladada al centro sanitario donde la exploración neurológica mostró una respuesta en extensión a estímulos dolorosos, espasticidad generalizada y trismus, siendo trasladada al hospital con diagnóstico de crisis comicial.
La analítica únicamente mostraba 20.000 leucocitos con el 91% de neutrófilos. El TAC craneal descartó hemorragia aguda. Ingresó por sospecha de intoxicación medicamentosa.
La paciente empeoró, siendo su exploración sin sedación compatible con lesión neurológica profunda y generalizada confirmada mediante EEG. El TAC cervical fue normal y la angio-RM mostró lesiones isquémicas establecidas extensas y herniación transtentorial y amigdalar con compresión de ventrículos laterales y tronco del encéfalo, y lesión en bulbo medular.
La paciente se agravó falleciendo a los 5 días del ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos con el diagnóstico de anoxia cerebral. La autopsia determinó una muerte de etiología médico-legal indeterminada, aunque el informe médico-forense apuntó el trauma por suspensión o asfixia posicional accidental4 como causa del fallecimiento.
El trauma por suspensión produce una hipovolemia funcional por «secuestro» de sangre en las extremidades como respuesta a la inmovilidad y verticalidad. En fases iniciales, aparecen síntomas presincopales: náuseas, vértigos, zumbidos auditivos, sudoración, pérdida de visión, etc., y perdiendo rápidamente la conciencia si no se moviliza a tiempo1–3. Si progresa, puede provocar la muerte por compromiso respiratorio o reducción del gasto cardiaco2,5.
La rapidez de presentación de estos síntomas depende de factores individuales y secundarios al tipo de arnés2. Por ejemplo, el uso únicamente del arnés tipo «de pecho», como se presenta en este caso, acelera tan dramáticamente este compromiso cardiorrespiratorio ya mencionado6 que se ha considerado una forma de asfixia posicional6. La suspensión inmóvil por un arnés tipo «de pecho», además de la hipovolemia funcional por «secuestro» de sangre, limita la movilidad torácica y del diafragma, descendiendo los volúmenes respiratorios, e incrementa la presión intratorácica disminuyendo la presión sanguínea, precarga y el gasto cardiaco4,7. En estudios experimentales, el descenso de estos parámetros es ya significativo a los 3min de suspensión6.
El trauma por suspensión, además, puede producir rabdomiólisis y posible daño renal secundario por perfusión inadecuada2, por lo que las víctimas deben ser evacuadas a un hospital con posibilidad de diálisis.
Una víctima inmóvil en un arnés es una urgencia y debe rescatarse urgentemente. Si está consciente se le movilizarán las piernas y se le colocará en posición horizontal para mitigar los síntomas presincopales.
El tratamiento de estas víctimas debe seguir las guías de soporte vital avanzado internacionales sin modificaciones8. Recientemente, aún se recomendaba colocar a la víctima en posición semisentada o en «cuclillas» para evitar una teórica sobrecarga aguda del ventrículo derecho por retorno masivo de la sangre acumulada, que se produciría cuando se colocaba a la víctima en posición horizontal y que apuntaba como la causa de muerte de algunas víctimas rescatadas vivas, era la denominada «muerte del rescate»9, Actualmente, no hay evidencias que apoyen esta teoría y justifiquen cambios en el guías habituales de soporte vital2,6,8.
Además, existen casos clínicos publicados de víctimas sumergidas, o suspendidas, y en situación de parada respiratoria, a quienes se les aplicó inmediatamente reanimación cardiopulmonar (RCP) de alta calidad, donde se logró, únicamente con soporte vital básico (SVB) y durante un corto periodo de tiempo, el retorno a la circulación espontánea (ROSC) sin lesión neurológica detectable8.
Como conclusión, una vez identificado este síndrome de arnés y los motivos que lo producen. Es importante conocer que disponemos de una pequeña ventana de tiempo para la aplicación de medidas de SVB donde es posible la ROSC y la recuperación neurología. Estas medidas de SVB deben ser las estándares e iniciadas inmediatamente por los primeros testigos.