En 2015 el European Resuscitation Council estableció un máximo de 20 min de resucitación caldiopulmonar (RCP) para ritmos no desfibrilables, sin especificar el tiempo en el caso de parada cardiorrespiratoria (PCR) con ritmos desfibrilables1.
La excelente revisión de López-Messa ofrece, con base en las pocas series existentes, una ventana de RCP mayor, sobre todo en determinados grupos de población, y aborda el uso de elementos diagnósticos y terapéuticos disponibles en no pocas ocasiones, dentro y fuera del hospital (capnografía, ecografía, etc.)2.
En consonancia con su propuesta de tiempos de RCP, presentamos el siguiente caso: varón de 39 años, sin antecedentes personales de interés, bombero de profesión, quien, encontrándose en su domicilio, sufre una parada cardiorrespiratoria presenciada por su esposa, la cual avisa inmediatamente al 112. Este servicio le indica cómo realizar maniobras de RCP. Inmediatamente después, la esposa contacta por vía telefónica con una vecina, médico de urgencias, quien, a través de la función manos libres, le va dando instrucciones de RCP y le facilita apoyo personal hasta su llegada al domicilio. Tras 20 min de RCP básica, llega el equipo de Emergencias con DESA, que identifica ritmo desfibrilable y prolonga la RCP 19 min más con soporte vital avanzado y 3descargas eléctricas. Tras ello, la víctima recupera la circulación espontánea, se identifica en el trazado eléctrico elevación del segmento ST, es trasladada al hospital con laboratorio de hemodinámica y, posteriormente, ingresa en la Unidad de Cuidados Intensivos. Al alta hospitalaria y en el seguimiento del paciente a un año, no se han detectado secuelas neurológicas ni de cualquier otra índole, permanece asintomático y sin nuevos eventos cardiológicos (material suplementario).
Nuestro caso presenta similitudes con los 11 pacientes que, en la serie de Grunau et al., superaron el umbral de 30 min de RCP, 8 de los cuales mantuvieron funciones neurológicas intactas al alta del hospital3. Del mismo modo, el estudio de Loma-Osorio sobre muerte súbita extrahospitalaria de origen cardiológico con ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos Coronarios estableció una serie de factores pronósticos negativos evidenciados en nuestro paciente, como fue la necesidad de ventilación invasiva superior a 10 días, una RCP superior a 30 min, así como shock y acidosis láctica a su llegada al hospital4. Por el contrario, nuestro caso comparte como factores de buen pronóstico el ser una muerte súbita extrahospitalaria presenciada, la aplicación del DESA con ritmo inicial desfibrilable, la inducción de hipotermia y el infarto de miocardio con elevación de segmento ST (STEMI) como causa subyacente, entre otros. Tal y como indica el estudio OHSCAR, creemos que el soporte telefónico dado inicialmente a la testigo de la PCR también contribuyó al éxito de la RCP en el caso descrito5.
Como sintetiza López Mesa2, al menos en el subgrupo de sujetos jóvenes y sanos, con una PCR presenciada y ritmo inicial desfibrilable, debemos tener en cuenta la posibilidad de prolongar el tiempo de RCP hasta al menos los 40 min, más aún si se identifica un STEMI como causa desencadenante de la PCR.