La reciente publicación en Intensive Care Medicine del artículo Intensive Care admission aiming at organ donation. Not sure1 recuerda la necesidad de abordar de manera especialmente cuidadosa el proceso de donación de órganos en las unidades de cuidados intensivos (UCI). En el texto, los autores recuerdan las incertidumbres e inseguridades morales que rodean a todo proceso de donación de órganos, y que impiden cerrar definitivamente el debate ético sobre la cuestión de la admisión en las UCI con el objetivo único de facilitar la donación de órganos.
El artículo propone tener en cuenta 2 aspectos fundamentales. En primer lugar, lo que los autores denominan «atención holística»: el hecho de que cuando el paciente se convierte en donante pasa de ser sujeto a ser objeto, con el peligro de instrumentalización de la persona y su posible reducción a ser un medio para otra persona. En segundo lugar, los autores señalan la centralidad de una atención centrada en el paciente y la familia. El paciente debe morir con dignidad, y la familia espera que sea tratado como una persona en sentido pleno, y no un simple proveedor de órganos.
Los autores concluyen con 3 recomendaciones. En primer lugar, la necesidad de un gran debate público centrado en la transparencia y el diálogo en el proceso. En segundo lugar, la necesidad de tener en cuenta el coste emocional y moral que la incertidumbre moral inherente a este proceso crea en los profesionales de las UCI. En tercer lugar, considerar siempre y en todo momento las circunstancias, las necesidades y los deseos del paciente y de sus familiares.
La reflexión es especialmente relevante para los intensivistas españoles, dada la importancia y el peso social que la donación de órganos tiene en nuestro país2, el papel esencial de las UCI en este proceso3, y el impulso a la formación de los profesionales4. De ahí la importancia de que el personal sanitario involucrado sea consciente, en cada caso y en cada momento, de los riesgos de reducir la integridad del paciente como persona; así como de tomar las debidas precauciones para su salvaguarda en este tipo de procesos. Las dificultades morales son inherentes a todo escenario de donación de órganos, y en cuanto tal no pueden ser reducidas a otro tipo de cuestiones legales, científicas o de utilidad social.
Esto exige del profesional un conocimiento práctico y prudencial, basado en la conciencia de la enorme profundidad moral del tema, así como de las múltiples circunstancias y complejidades propias que rodean a cada paciente, personalidad única e irrepetible presente también en el proceso de donación5.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.