Agradecemos el interés y los comentarios sobre nuestro trabajo «Abrir las puertas de la UCI. Una necesidad inexcusable»1. Los autores expresan estar de acuerdo en la necesidad de abrir las puertas de la unidad de cuidados intensivos (UCI), pero cuestionan el tempo de actuación, terminando su carta con la siguiente reflexión, «abrir de un día para otro las visitas a un área hospitalaria de naturaleza restringida, podría acarrear en un principio más inconvenientes que beneficios. Aunque es deseable en el futuro que las UCI sean de puertas abiertas, esta medida tendría que ser pausada y consensuada».
Múltiples estudios nos confirman que la separación familiar es una de las causas de sufrimiento en el paciente crítico y se ha demostrado, que las visitas familiares contribuyen al bienestar del paciente, disminuyen la ansiedad tanto del paciente como de la familia, y minimizan la experiencia traumática de la enfermedad y la hospitalización2,3. Por otra parte, una política de visitas liberalizada aumenta la calidad percibida y mejora la imagen y humanización de la organización hospitalaria. Las familias necesitan horarios de visitas más amplios y flexibles, para estar cerca de su familiar enfermo y poder compatibilizar su atención y cuidado con las obligaciones profesionales y familiares. Además, algunas de las razones argumentadas tradicionalmente, para cerrar las puertas de las UCI, como el aumento de las infecciones o la interferencia con la atención al paciente, no tienen evidencia científica4.
Estamos de acuerdo en que abrir las puertas de las UCI requiere un estudio del medio, reflexión y el consenso de los profesionales sanitarios implicados, y que en este análisis deben considerarse múltiples aspectos, como las variables culturales, arquitectónicas y organizativas de cada UCI, pero todo ello no debe servir de excusa para seguir perpetuando una política de visitas excesivamente restrictiva, como lo demuestran los resultados nacionales obtenidos en nuestro estudio1,5. En él se evidencia que la mayoría de las UCI (67,7%), sigue con visitas limitadas a un número de 2 al día, de 30-60min de duración y que son excepcionales las UCI que tienen un horario abierto las 24h (4%), o que mantienen el horario abierto en tramo diurno (9,8%). Y un dato preocupante en España, es que en la última década, no han ocurrido cambios importantes. Si comparamos los resultados actuales, con los obtenidos por Velasco Bueno et al.6 en el año 2005, donde el 5% de las UCI tenían un horario de visitas libre, no hemos progresado mucho, esa recomendación «pausada» que piden los autores se está cumpliendo desde hace demasiados años, la velocidad en implantar una política de visitas libre es, a nuestro juicio, excesivamente lenta. Las organizaciones sanitarias son estructuras muy complejas y la instauración de nuevas prácticas y cambios en un hospital son procesos lentos, laboriosos y repletos de obstáculos. Los autores clásicos ya nos alertaban sobre la dificultad de cambiar comportamientos y Ovidio expresaba esta realidad, diciendo «Nada es tan poderoso como el hábito». Es un hecho bien conocido la resistencia al cambio de la psicología humana y, por tanto, de las organizaciones y, lo que es peor, que esta resistencia, en ocasiones obstinada, dificulta el progreso. Cambiar no es fácil. Salir de la zona de seguridad a la que estamos acostumbrados, supone un esfuerzo adaptativo. Abrir las puertas de las UCI supone cambiar nuestros hábitos laborales, tener a las familias como testigos de nuestro trabajo, ser evaluados directamente y de forma más continua, hacernos más visibles. Y la tendencia natural de nuestra psicología, es mantenerse en el área bien conocida, no realizar cambios que supongan esfuerzos e incertidumbre, seguir encerrados solos en la UCI, ese seguro «fortín», que en general, ha sido históricamente una estructura muy cerrada al exterior. La realidad nos dice que abrir las puertas de las UCI no es tarea fácil ya que son minoría las unidades que tienen horario libre, y por eso necesitamos realizar estudios en nuestro medio que analicen en profundidad esta resistencia al cambio, y las barreras que impiden la implantación de un horario abierto. Debemos conocer la opinión de los profesionales sanitarios y realizar una labor de sensibilización/formación para reducir la ansiedad que estos cambios puedan provocar, pero no debemos olvidar la necesidad y el beneficio demostrado para el paciente/familia. Así como recordar, que la organización, debe estar siempre centrada en el paciente. Abrir las puertas de las UCI es una recomendación de nuestras sociedades científicas definida ya hace años4. Berwick y Kotagal, en un excelente editorial del año 2004 en la revista JAMA titulado «Restricted visiting hours in ICUs. Time to change»7, ya nos decían que era tiempo de cambio. Han pasado 11 años desde este editorial, y todavía seguimos sin abrir las puertas de las UCI en España ¿hasta cuándo queremos esperar? En nuestra opinión, ya es tiempo de cambio. Humanizar la atención sanitaria y abrir las puertas de las UCI es una gran prioridad8,9. Para ello necesitamos la sensibilización y el compromiso de todo el colectivo de profesionales que trabajan en las UCI, y también el apoyo institucional del sistema nacional de salud.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.