Hemos leído con interés el trabajo de Suberviola Cañas et al.1, que concluye, que tanto el retraso como la inadecuación del tratamiento antibiótico tienen efectos negativos sobre la supervivencia de los pacientes en shock séptico, y que cifra la inadecuación de la terapia empírica en un 12%. En este sentido, queríamos realizar una serie de reflexiones sobre lo comentado en el artículo, ya que nos llama la atención el escaso número de tratamientos inadecuados respecto a lo publicado en la literatura, que cifran esta en torno al 40-60%2,3.
En primer lugar, esta discrepancia con lo publicado puede ser causada por la definición utilizada en el trabajo realizado. El estudio define tratamiento inadecuado en función de la susceptibilidad in vitro de los microorganismos aislados. Sin embargo, en la literatura se emplea habitualmente el término tratamiento inapropiado cuando nos referimos a la ausencia de susceptibilidad del antibiótico empleado frente al microorganismo aislado4. Por otra parte, se reserva el término adecuado cuando además de ser sensible, el antimicrobiano se emplea a las dosis e intervalos adecuados, se utiliza la vía de administración óptima, siguiendo las guías y recomendaciones locales, asegurando la correcta difusión al foco infeccioso, empleándolo en combinación cuando es necesario, y valorando las interacciones con otros fármacos administrados al paciente4. Por tanto, a la hora de valorar si un tratamiento es correcto, deben valorarse otros aspectos más allá de la susceptibilidad in vitro.
En segundo lugar, podría estar motivado por el perfil de población incluida en el estudio, es decir pacientes con shock séptico, en donde las guías recomiendan instaurar un tratamiento empírico de amplio espectro de manera universal. Esto hace menos probable que el tratamiento sea fallido desde el punto de vista microbiológico.
En conclusión, queremos resaltar que la frecuencia de tratamientos inadecuados puede ser mucho más alta de lo descrito en este trabajo y, que en la práctica clínica habitual, además de tomar decisiones basadas en la gravedad del paciente para indicar un tratamiento empírico de amplio espectro, deberíamos considerar también las características individuales de los pacientes en relación con la presencia de factores de riesgo de selección para microorganismos resistentes. Esto es especialmente relevante si consideramos que en la última década se ha producido un incremento de la prevalencia de infecciones tratadas en urgencias, con un perfil de pacientes de más edad, mayor comorbilidad, más factores de riesgo de selección de patógenos resistentes y más proporción de sepsis5. En este escenario, es clave la adherencia a las guías clínicas para mejorar nuestra prescripción antibiótica.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.
Conflictos de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.