La actual situación de pandemia, generada por el SARS-CoV-2, ha condicionado que los equipos de dirección de los hospitales hayan tenido que transformar significativamente su gestión para dar cobertura a la demanda de pacientes que, en muchos casos, se ha parecido a la de situaciones de guerra.
En este contexto, los hospitales y las unidades de cuidados intensivos (UCI) han tenido que seguir atendiendo al resto de las enfermedades ordinarias, adaptando los servicios ofertados a la nueva realidad. Además, los riesgos en materia de seguridad y urgencias inherentes a un centro hospitalario se han visto incrementados por el desbordamiento al que han estado sometidos durante gran parte de la pandemia.
Han sido muchos los incidentes o catástrofes que han afectado a hospitales y a UCI, que han provocado su evacuación, parcial o total, y que han conllevado muertes de pacientes al no poder ser evacuados por la dificultad de su traslado, especialmente de los enfermos críticos, cuya complejidad y vulnerabilidad es mucho mayor. Esta realidad se complica con la aparición de la pandemia por covid-19, dado que a la extrema gravedad de los pacientes se le suma el problema de bioseguridad para el personal sanitario que los asiste, debido a que la alta contagiosidad del virus exige medidas mucho más complejas para la evacuación1,2. Como ejemplo, baste mencionar que, coincidiendo con los peores momentos de la pandemia, se produjeron varios incendios en UCI de grandes hospitales, como el de San Petersburgo (mayo de 2020) y el de Rumanía (noviembre de 2020), que resultaron en la muerte de 5 pacientes en el primer caso y de 10 en el segundo, todos enfermos por la covid-19 que no pudieron ser evacuados.
Elaborar un plan de autoprotección que incluya un plan de evacuación, adecuadamente redactado, con base en la legislación, recogido en un documento físico aprobado por las autoridades competentes, difundido entre todos los trabajadores del centro y permanentemente actualizado es de obligado cumplimiento por los centros hospitalarios y las UCI, y es una medida altamente recomendada por organismos como la Organización Mundial de la Salud3.
En nuestra UCI disponemos, dentro del programa de autoprotección, de un sistema de clasificación o triaje para priorizar la evacuación, que efectúa el médico responsable de cada paciente a diario4. Para ello tenemos en cuenta, por un lado, la situación clínica y la necesidad de soporte vital y, por otro, el esfuerzo terapéutico que recibe y el tipo de aislamiento que precisa el paciente.
Ante una eventual evacuación, en situación de pandemia, el sistema de triaje tiene la función de priorizar el traslado de aquellos pacientes con más posibilidades de supervivencia, al precisar de un menor apoyo de soporte vital. Es muy importante hacer el triaje en condiciones normales de atención médica y no en situaciones de urgencia, pues de esta forma la evacuación se llevará a cabo de forma ordenada y sin imprevistos. En nuestra opinión, es una necesidad dentro de un sistema sanitario que gestione la calidad de su atención médica.