Sr. Director:
La pericarditis constrictiva es una rara enfermedad cuya causa más frecuente actualmente es la idiopática, siendo menos frecuentes las causas específicas, como neoplasias, cirugía cardíaca, radioterapia o enfermedades del tejido conectivo1.
Una causa excepcional de pericarditis constrictiva es el infarto de miocardio, cuya etiopatogenia se ha puesto en relación con la reacción inflamatoria de un síndrome de Dressler o con la organización de un hemopericardio tras el uso de tratamientos anticoagulantes1-3.
Presentamos el caso de un varón de 55 años que desarrolló pericarditis constrictiva 6 meses después de un infarto de miocardio inferior que cursó con diátesis hemorrágica secundaria a trombopenia intensa tras una angioplastia coronaria.
Se trata de una varón de 55 años que ingresó en nuestro servicio por un infarto agudo de miocardio (IAM) inferoposterior tratado inicialmente con ácido acetilsalicílico (AAS) y anticoagulación profiláctica con heparina de bajo peso molecular, que cursó sin complicaciones en la fase aguda. El ecocardiograma practicado durante la fase aguda mostró una función sistólica conservada y ausencia de derrame pericárdico. La ergometría fue positiva, por lo que se le practicó un cateterismo cardíaco y angioplastia coronaria con implantación de stent. Durante el procedimiento se le infundió abciximab y heparina por vía intravenosa, presentando una trombopenia intensa (de hasta 1.000 plaquetas/microlitro) con múltiples equimosis en tronco y miembros inferiores y hematoma importante en la zona de venopunción. Un ecocardiograma practicado después del procedimiento mostró un derrame pericárdico ligero de distribución homogénea. A los 6 meses el paciente ingresó por una clínica de insuficiencia cardíaca derecha con disnea de esfuerzo progresiva, ascitis y edemas maleolares, mostrando el ecocardiograma una función sistólica de ventrículo izquierdo y de ventrículo derecho conservadas y signos de constricción pericárdica como variación respiratoria amplia de los flujos de llenado ventricular. La tomografía axial computarizada (TAC) torácica mostró un pericardio engrosado sin derrame asociado.
Se le practicó un estudio hemodinámico que reveló una morfología en raíz cuadrada de la presión de llenado de los ventrículos y los valores siguientes: aurícula derecha (AD) media: 20 mmHg, ventrículo derecho (VD): 38/21-23; arteria pulmonar (AP): 36/22-27; presión capilar pulmonar (PCP) 23; ventrículo izquierdo (VI) 90/16-22 y aorta 90/70-77 mmHg.
Al paciente se le indicó cirugía con pericardiectomía radical, falleciendo en el postoperatorio. La anatomía patológica demostró un engrosamiento pericárdico importante.
La pericarditis constrictiva post-IAM es una entidad rara, habiéndose relacionado su etiología con la inflamación del síndrome de Dressler o con la hemorragia secundaria a tratamiento anticoagulante.
El abciximab (ReoPro C7E3) es un anticuerpo que actúa bloqueando el complejo plaquetario de la glucoproteína IIb/IIIa, y de esta forma inhibiendo la agregación de las plaquetas, por lo que se usa con frecuencia, unido al AAS y la heparina, en el intervencionismo coronario. Entre sus efectos secundarios se encuentran los acontecimientos hemorrágicos y la trombocitopenia4,5.
La trombocitopenia intensa y aguda es una complicación infrecuente después del tratamiento con abciximab. Nuestro paciente presentó una diátesis hemorrágica en relación con trombocitopenia intensa y aguda, que pudo en aquel momento provocar un hemopericardio sin repercusión hemodinámica como demostró el ecocardiograma practicado posteriormente, en el que aparece un derrame pericárdico ligero y homogéneo que al organizarse pudo llevar a una constricción pericárdica franca meses después.
La trombocitopenia inducida por heparina que se administró concomitantemente es un hecho a tener en cuenta, sin embargo, ésta raramente surge antes de las 24 horas de la exposición, favorece la aparición de trombosis y la resolución del cuadro es tardía.
Los casos descritos de constricción pericárdica tras un IAM son escasos2,3, la mayoría en varones y asociados a infartos inferiores como en el caso que nos ocupa. Nuestro caso tiene de peculiar la hipótesis etiopatogénica no demostrable que relaciona un probable hemopericardio secundario a una trombocitopenia aguda e intensa inducida por abciximab.