La atención de pacientes con procesos infecciosos en los servicios de urgencias (SU) españoles suponía el 15% de las atenciones diarias antes del inicio de la pandemia COVID-191. Además, la gravedad de su presentación clínica (pacientes con sepsis, comorbilidad relevante, neutropénicos, ancianos, ante la sospecha de bacteriemia, es decir, lo que se denomina infección grave) y la mortalidad a corto plazo (30 días) también han sufrido un incremento en la última década1.
Hemos leído atentamente el artículo publicado por Caramello et al.2, y queremos felicitar a los autores por sus resultados y comentarios que muestran las dificultades y limitaciones de la escala PIRO (predisposición, infección, respuesta, disfunción orgánica)3 para ser empleada de forma rutinaria en los SU como estratificación de riesgo de mortalidad y de necesidad de ingreso en Medicina Intensiva (MI). En el SU resulta imprescindible la sospecha y diagnóstico de la infección grave o sepsis, pero también es necesario estimar el pronóstico del paciente que habitualmente se realiza a través del quick Sepsis-related Organ Failure Assessment (qSOFA), hoy en día4.
Hemos aprovechado una base de datos de un reciente estudio de nuestro SU5, con un perfil de pacientes parecido al empleado por Caramello et al.2, para comparar la capacidad predictiva de mortalidad e ingreso en MI del método PIRO que mejores resultados obtuvo de los analizados en su estudio (Howell et al.)3 frente al qSOFA y la escala de predicción de bacteriemia 5MPB-Toledo. Para ello hemos reproducido los criterios de inclusión y la metodología publicada por los autores2. Nuestra serie incluyó desde el 1-7-2018 al 1-8-2019 a 1.263 pacientes >18 años que cumplían criterios de sepsis y se obtuvieron hemocultivos. El 57% eran varones, con una media de 59±19 años. La mortalidad global en las primeras 24h fue del 1,5% y a los 30 días del 9,8%. El 18% tuvo hemocultivos positivos y el 9% ingresó en MI. La frecuencia de pacientes fallecidos según las categorías PIRO fue: con <5 puntos, del 4%; de 5-9 puntos, del 12%; de 10-14 puntos, del 21%; de 15-20 puntos, del 43%; y con >20 puntos, del 73%. Para nuestra muestra, los ABC-COR (área bajo la curva de la característica operativa del receptor) en relación con la mortalidad a los 30 días de la escala PIRO, qSOFA y 5MPB-Toledo fueron, respectivamente, de 0,753 (IC 95%: 0,689-0,817), de 0,741 (IC 95%: 0,678-0,805) y de 0,732 (IC 95%: 0,668-0,796). En relación con el ingreso en MI fueron de 0,598 (IC 95%: 0,546-0,650), de 0,612 (IC 95%: 0,560-0,664) y de 0,587 (IC 95%: 0,535-0,639). El estudio fue evaluado y aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Toledo (referencia número 2019/398).
Con estos datos y los resultados de los autores, creemos que las limitaciones comentadas del sistema PIRO no nos permiten justificar, a diferencia de lo comentado por ellos, su uso en el SU frente a la qSOFA o, incluso, la escala 5MPB-Toledo que, además, predice la existencia de bacteriemia.
Contribución de los autoresLos autores declaran ser los responsables del diseño, desarrollo y elaboración del artículo.
FinanciaciónEste manuscrito no ha recibido ninguna financiación por parte de ningún organismo ni público ni privado.
Conflicto de interesesLos autores declaran la ausencia de conflictos de intereses en relación con el presente artículo.