La irrupción del SARS-CoV-2ha supuesto un gran obstáculo en el normal funcionamiento de los programas de control de infección nosocomial (IN), incluyendo la vigilancia activa de microorganismos multirresistentes (MMR). La COVID-19 ha provocado un aumento de la carga asistencial y ha obligado a realizar cambios en los flujos de trabajo, tanto a nivel de las unidades de hospitalización como de los laboratorios de microbiología. Además, las guías actuales sobre el manejo de pacientes conCOVID-19 no incluyen recomendaciones sobre la realización de cultivos de vigilancia o medidas de control especiales para evitar las IN por MMR en estos pacientes.
A pesar de todas las dificultades, la baja prevalencia de COVID-19 durante la primera fase de la pandemia en nuestra región, permitió continuar en nuestro hospital con los programas de vigilancia activa de MMR, tal y como se venían realizando antes del inicio de la pandemia.
El objetivo de este trabajo es estudiar el impacto que ha tenido la COVID-19 en la colonización por MMR en pacientes ingresados en la UCI de un hospital de tercer nivel.
Presentamos un estudio retrospectivo descriptivo en el que se analiza el aislamiento de MMR dentro del programa de vigilancia de resistencia antibiótica de la UCI de adultos de nuestro hospital, durante el periodo comprendido entre el 1 de marzo de 2020 y el 31 de mayo de 2020.
Se realizaron estudios de colonización por MMR al ingreso del paciente en la unidad y de forma periódica una vez a la semana durante su estancia, siguiendo el protocolo del proyecto Resistencia Zero1. Se recogieron muestras de exudado axilar, faríngeo y rectal para la búsqueda de bacilos gramnegativos multirresistentes, y un exudado nasal para la búsqueda de Staphylococcus spp. resistente al linezolid y Staphylococcus aureus resistente a la meticilina.
Se incluyó en el grupo COVID-19 a los pacientes con un resultado positivo en la prueba de retrotranscriptasa-reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR, por sus siglas en inglés) para el virus SARS-CoV-2 y en el grupo de no COVID-19 a pacientes sin RT-PCR o con un resultado negativo.
Los datos se expresaron con la mediana±rango intercuartílico para las variables cuantitativas, las variables cualitativas se expresaron como frecuencias y porcentajes. Se utilizó el test de la U de Mann-Whitney para variables cuantitativas y la prueba exacta de Fisher para variables categóricas. El nivel de confianza utilizado para los estadísticos fue del 95%.
El estudio cuenta con aprobación por parte del comité de investigación, y no precisó consentimiento informado para el manejo de los datos anonimizados, al tratarse de un estudio observacional descriptivo.
Se analizaron un total de 2.139 muestras correspondientes a 354 pacientes, de las que 361 pertenecían a 24 pacientes con RT-PCR positiva para SARS-CoV-2 y 1.778 muestras de 330 pacientes no COVID-19. La tabla 1 recoge las características clinicodemográficas de los pacientes.
Datos demográficos de los pacientes con estudios de detección de microorganismos multirresistentes en la unidad de cuidados intensivos
Total de Pacientes (354) | No COVID-19 (330) | COVID-19 (24) | p | |
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Edad (años), mediana [RIC] | 64 [53-74] | 64,5 [54-74] | 69,5 [45-72] | 0,331 |
Sexo (hombres), n (%) | 232 (65,0) | 217 (65,7%) | 15 (62,5) | 0,452 |
Días de estancia en UCI, mediana [RIC] | 2 [1-5] | 2 [1-4] | 14 [5-50] | <0,001 |
Colonización por multirresistentes al ingreso, n (%) | 34 (9,6) | 30 (9,1) | 4 (16,6) | 0,188 |
Colonización por multirresistentes durante el ingreso, n (%) | 9 (2,5) | 4 (1,2) | 5 (20,8) | <0,001 |
Los MMR hallados con mayor frecuencia fueron las enterobacterias productoras de betalactamasas de expectro extendido (BLEE), mostrándose en la tabla 2 los MMR aislados. En ambos grupos hubo pacientes colonizados por más de una especie de MMR. La positividad de las muestras analizadas fue: exudados axilares (2%), faríngeos (2,4%), nasales (0,9%) y rectales (8,2%), siendo estos últimos las muestras más rentables para la detección de enterobacterias productoras de BLEE.
Microorganismos multirresistentes (MMR) aislados de pacientes de la unidad de cuidados intensivos durante el periodo comprendido entre el 1 de marzo al 31de mayo de 2020
COVID-19 | No COVID-19 | |||
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Colonización por MMR al ingreson (%) | Colonización por MMR durante el ingreson (%) | Colonización por MMR al ingreson (%) | Colonización por MMR durante el ingreson (%) | |
E. coli BLEE | 1 (2,0) | 2 (4,1) | 14 (28,6) | 2 (4,1) |
K. pneumoniae BLEE | 2 (4,1) | 3 (6,1) | 5 (10,2) | 0 (0,0) |
SARM | 2 (4,1) | 0 (0,0) | 3 (6,1) | 0 (0,0) |
Stenotrophomonas maltophilia | 0 (0,0) | 1 (2,0) | 7 (14,3) | 1 (2,0) |
Otrosa | 0 (0,0) | 2 (4,1) | 3(6,1) | 1 (2,0) |
SARM: Staphylococcus aureus resistente a la meticilina.
En este estudio se ha observado que los pacientes con COVID-19 ingresados en las UCI tienen mayor probabilidad de colonizarse por MMR que aquellos que ingresan por otros motivos (20,8% frente a 1,2% respectivamente). Esto puede deberse a las especiales características que tienen los ingresos de estos pacientes. Una de estas diferencias es el mayor tiempo de estancia en la UCI, con una mediana de 14 días frente a 2 días de los pacientes no COVID-19. Estudios previos han mostrado que tiempos prolongados de estancia hospitalaria son uno de los factores predisponentes para la colonización por MMR2–5.
El mayor uso de técnicas invasivas, frecuente en este tipo de pacientes, es otro factor relacionado con la colonización por MMR6. En nuestro caso el 68% de los pacientes COVID-19 requirió ventilación mecánica en las primeras 24horas y el 80% en las primeras 48horas.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la gran mayoría de estos pacientes lleva tratamiento antibiótico. En nuestro caso el 84% de los pacientes COVID-19 recibieron tratamiento con azitromicina durante su estancia en la UCI.
A todos estos factores se suma una serie de cambios en lo que respecta a la organización de los hospitales que puede conducir a un menor control en la detección y a un peor manejo de los MMR.
En primer lugar, el aumento de la carga de trabajo ha provocado la contratación de nuevo personal, y que parte de los equipos multidisciplinares dedicados a los programas de control de multirresistentes se hayan visto derivados a atender a pacientes con COVID-19. El aumento de la presión asistencial y la adopción de nuevas medidas de seguridad, como el uso de equipos de protección individual, pueden dificultar la realización de algunas técnicas, entre otras, la toma de muestras en pacientes con COVID-19 para la detección de MMR.
En segundo lugar, la saturación del sistema sanitario ha provocado en ocasiones la falta de camas hospitalarias y de UCI, lo que dificulta llevar a cabo las medidas de aislamiento necesarias en pacientes colonizados por MMR y ante posibles brotes.
En contraposición, las medidas higiénicas promovidas para la prevención de contagios por SARS-CoV-2, como el lavado de manos frecuente o la utilización de gel hidroalcohólico, son también válidas para disminuir el número de IN y mejorar el control de los MMR en el ambiente hospitalario7.
ConclusionesLos pacientes con COVID-19 ingresados en una UCI son más susceptibles a la colonización por MMR que otros pacientes ingresados en estas unidades, debido a sus especiales características y a que muchos de ellos requieren de estancias prolongadas. No obstante, dado el limitado número de pacientes reclutados en esta primera ola epidémica, sería importante realizar más estudios en los que también se incluyeran otras áreas de hospitalización.