Sr. Director:
Tras haber leído el interesante trabajo titulado "Monitorización no invasiva de la PaCO2 en pacientes críticos con ventilación mecánica"1, nos gustaría realizar los siguientes comentarios.
Los autores expresan una serie de críticas a la utilidad de la capnografía en el paciente críticamente enfermo sometido a ventilación mecánica, que reflejan más bien la utilización inadecuada de un determinado monitor. Nos parece evidente que la información ofrecida por cualquier técnica diagnóstica no tiene un valor absoluto en sí misma, sino que el médico debe interpretarla en el contexto clínico y fisiopatológico del paciente para tomar las decisiones clínicas más apropiadas. Del mismo modo, no deberíamos exigir a ninguna tecnología aquellos datos que, por sus propias limitaciones, no puede aportar2.
En este sentido, creemos que la capnografía puede ser mucho más útil para el médico y el enfermo que la calorimetría, ya que, mediante una tecnología sencilla, fácilmente disponible y conocida, nos ofrece información continua, tanto a la cabecera del enfermo como en situaciones menos controladas y de mayor riesgo para el paciente ventilado, como son el transporte intra e interhospitalario y la realización de técnicas diagnósticas o terapéuticas fuera de la unidad3.
La calorimetría indirecta es una técnica de indudable interés y utilidad en la valoración metabólica, hemodinámica y ventilatoria de los pacientes, pero presenta limitaciones e inconvenientes importantes como son el elevado coste del equipamiento (que hace difícil su disponibilidad en la mayor parte de los centros) y la necesidad de un manejo cuidadoso por parte de personal entrenado y motivado4. Además, como señalan los autores, "para una correcta valoración del equilibrio ventilatorio y la PaCO2, es preciso que el paciente se mantenga en una situación de estabilidad hemodinámica y metabólica"1, situación que no suele ser la habitual en muchos de los enfermos sometidos a ventilación mecánica. Más aún, cuando acontece un cambio en la situación basal del paciente, es necesario un tiempo prolongado de reequilibramiento (entre 1 y 2 h), antes de que las mediciones por calorimetría indirecta sean precisas y fiables. Si además consideramos la gran variabilidad de las medidas obtenidas por calorimetría indirecta en función del modo y parámetros de ventilación asistida aplicados, y sobre todo de la FiO2 empleada, el abanico de pacientes que pueden beneficiarse de esta técnica, especialmente en el contexto de una unidad de cuidados intensivos, es muy limitado, más todavía comparado con la sencillez, versatilidad y rapidez de la capnografía5.
En nuestra opinión, las conclusiones de los autores no deberían ser tan tajantes en cuanto a la "inutilidad" de la capnografía, y consideramos que las distintas técnicas que permiten valorar o estimar la PaCO2, esto es, gasometría arterial, monitorización transcutánea, capnografía (side-stream, main-stream o por método colorimétrico) y calorimetría indirecta, tienen indicaciones concretas, ventajas e inconvenientes, que deben ser conocidas por el médico para poder obtener el mayor rendimiento de cada una de dichas técnicas.