Tras la lectura del comentario publicado en su revista1, sobre las decisiones tras una parada cardiaca irreversible, con referencia al punto de vista sobre la duración apropiada de los intentos de resucitación2, y en donde se destaca la posibilidad de contemplar la donación en asistolia tras intentos infructuosos de resucitación cardiopulmonar (RCP), me gustaría realizar algunos comentarios.
Es de destacar la necesidad de extender en lo posible los programas de donación en asistolia, pero entendiendo que no se trata de una tarea sencilla y que en la actualidad se pueda o incluso se deba extender a todos los entornos, pues ha de depender no solo de las condiciones de la propia parada cardiaca y de la víctima, sino también del lugar y área donde se produzca. Mantener maniobras de resucitación por los equipos de emergencias, sin un conocimiento exacto de la existencia de un programa establecido de donación, puede llevar a la prolongación infructuosa de las mismas, con el desgaste de los profesionales o las expectativas de familiares de los potenciales donantes y de potenciales receptores.
Por otro lado, como se ha publicado recientemente, y si las condiciones anteriormente comentadas están presentes, debe identificarse lo más temprano posible a las víctimas sin posibilidades de supervivencia y considerarlas como potenciales donantes. Para ello, Jabre et al.3 en un estudio reciente establecen 3 criterios para dicha identificación temprana. Estos serían, tratarse de una parada cardiaca (PCR) no presenciada por los equipos de emergencias, un ritmo inicial no desfibrilable y no conseguir recuperación de la circulación espontánea antes de una tercera dosis de adrenalina.
A pesar de todo ello, tanto en Europa como en España existe una importante variabilidad en la aproximación ética ante la PCR, así como sobre las decisiones para finalizar la resucitación4, y según apuntan las recomendaciones éticas del European Resuscitation Council de 2015, parece necesario identificar muy claramente los casos de PCR refractaria que podrían beneficiarse de intervenciones más prolongadas. No son excepcionales las publicaciones que refieren la recuperación de víctimas de PCR prolongada, en casos especiales como hipotermia, o incluso en pacientes incluidos en un programa de donación en asistolia y que el mantenimiento prolongado de las maniobras de RCP llevó a su recuperación inicialmente no esperada5. El avance en las técnicas de RCP puede cambiar conceptos previamente establecidos y se debe ser prudente y no establecer tampoco recomendaciones estrictas en todos los casos y situaciones, pues parece demostrado que en muchas situaciones los profesionales podrían tomar decisiones no sobre criterios validados, sino sobre intuiciones o percepciones de las posibilidades de recuperación de la víctima o de ser donante potencial.